miércoles, 18 de abril de 2012

FUERZA GRAVITATORIA

Todos los cuerpos caen con la misma aceleración gravitatoria al margen de cual sean su masa. Galileo Galileo demostró este hecho allá por el año 1589 dejando caer simultáneamente dos objetos de masas diferentes desde lo alto de la torre de Pisa.  De esta manera se superó la visión aristotélica de que el objeto más pesado llegaría antes al suelo.

Resulta curioso que ese  experimento se realizara desde una torre que es mundialmente conocida precisamente porque está inclinada. Y es que esta torre esconde también otra lección: si quieres elevar un gran proyecto o monumento hay que asegurarse que la base esté bien equilibrada, de lo contrario corre el rieso de venirse abajo al ganar en altura.

Más adelante el mismo Galileo conseguiría medir la constante de la gravedad utilizando planos inclinados con lo que ralentizaba el movimiento de caída. Además, así se puede plantear el problema en dos dimensiones y calcular el tiempo a partir de la distancia horizontal recorrida si al abandonar el plano aun tuviera el objeto que recorrer una distancia vertical hasta llegar al suelo.

El hecho relevante hasta aquí es que La Madre Tierra atrae a todos los cuerpos por igual no importa cual sea su masa.

Pero fue el célebre Isaac Newton quien encontró que la fuerza que está detrás de la caída libre de los cuerpos en la Tierra es la misma que da cuenta de las órbitas de los planetas alrededor del Sol: la fuerza de la gravedad. Este hecho fue demostrado y medido posteriormente por Cavendish en un meticuloso experimento (cuyo propósito inicial era medir el peso de la Tierra). Eso propició un importante cambio de mentalidad al establecerse por primera vez una relación entre las leyes del Cielo y de la Tierra, algo inconcebible hasta ese momento.

Tanto la formulación teórica como su demostración experimental pusieron de relieve que la fuerza gravitatoria es SIEMPRE DE CARÁCTER ATRACTIVO. De hecho, hoy en día se sabe que de todas las fuerzas conocidas, la gravitatoria es la más débil, pero al ser siempre atractiva puede tener efectos notables al ser siempre aditiva entre dos volúmenes de masa, como sucede con la acción de la Luna sobre las gotas del mar provocando las mareas. Valga el dicho en este caso de que la unión hace la Fuerza.

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